jueves, 9 de julio de 2009

Testigo de cargo


ESCAPANDO POR
LA TANGENTE


El diario emblemático de la zurda española, “El País”, publica el 12 de enero pasado un reportaje nada menos que al Presidente de la Unión de Ateos y Librepensadores de Cataluña, don Albert Riva. El reportaje se refiere a los “ómnibus ateos”, de los que hablamos en un número anterior de la revista “Cabildo”. Esos transportes públicos que llevan esta leyenda: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Comenzaron a usarse en Londres y ahora, por obra y gracia de don Albert y sus amigos van a circular en Barcelona y otras ciudades españolas. Porque —afirma Riva— “todo el mundo nos dice que tiene ganas de ver el autobús en su pueblo”.

¡Hombre! Me lo imagino. Me imagino el alegrón que debe darle a uno salir por la mañana de su casa preocupado por la crisis económica, molesto porque la manteca del desayuno estaba rancia, furioso porque tu hija soltera está embarazada de cuatro meses y de pronto… ¡aparece el bus que recomienda dejar de lado las preocupaciones! Qué baño de felicidad, que tranquilo debe uno sentirse.

Por eso, las ganas de ver un busateo (así se llama el sitio en la web) “en su pueblo” dicen que ha llevado a algunos a fletar un ómnibus en una villa donde sólo quedan el párroco y dos habitantes. Los gustos hay que dárselos en vida, sobre todo si uno es ateo militante y sabe de buena tinta que no hay nada tras la muerte. Pero esto lo digo yo de pura mala leche y no don Albert.

Bueno, y volviendo a él, sucede que el periodista, de puro indiscreto, le hace la pregunta del millón: “Oiga ¿y por qué es incompatible creer y pasarlo bien?” Aymé, Madre de Dios y en qué apuro me lo ponen a este buen catalán (sospecho que por adopción). De inmediato no es que se escapa, es que se tira de cabeza por la tangente y tartamudeando —nos imaginamos— afirma que la suya no es una campaña dogmática, dice que “es bueno que se sepa en el trabajo y en los bares que uno es ateo y se puede seguir siendo amigo y tomar copas sin que pase nada…” Hombre, don Albert, eso ya lo sabíamos. Desde que Franco os domó a palos y pesetas los ateos españoles sois unas señoritas. Distinto era antes cuando arreabais a los burgueses religiosos a Paracuellos del Jarama y los enterrabais a medio fusilar. Pero no es esto lo que te han preguntado. No me hables de las donaciones que recibís ni de los 18.000 euros que gastan en ropa los cardenales. No vienen al caso. Simplemente te preguntamos por qué durante dos mil años millones de creyentes han cumplido la ley de Dios y lo han pasado todo lo bien que puede pasarse en este valle de lágrimas.

SILENCIO

Sabes qué, don Albert Riva, tu silencio muestra lo gilipollas que sois los ateos y librepensadores. Publicáis un aviso de doce palabras y no tenéis respuesta para la más elemental pregunta que surge de esas doce palabras.

¿Por qué demonios, colección de imbéciles, tengo que dejar de creer en ese Dios que “probablemente no exista” para disfrutar de la vida? ¿Que todo es cuestión de lo que se entiende por “disfrutar de la vida”? ¡Pues claro, hombre!

Lo que implica el cartelito de marras es que disfrutar pasa exclusivamente por lo sensual, pero contra eso hay demasiadas pruebas de la felicidad que se puede obtener sin hacer de ello el centro de la existencia. Una felicidad de seres humanos y no de bestias.

EL PASADO COMO CAMPO DE BATALLA

Hace un par de años el Partido Socialista (Obrero) Español —el PSOE— votó una Ley de Memoria Histórica. Este solo enunciado es suficiente para descalificar cualquier cosa que se oculte bajo sus letras. ¿Desde cuándo está calificado el Estado moderno —su poder legislativo— para legislar sobre algo tan ajeno a sus competencias como la “memoria histórica? La cual es una tarea colectiva total e irremediablemente ajena a los afanes del Estado. La Memoria de los pueblos no se construye por decreto —ni por ley—: se va tejiendo con las vivencias tamizadas por la experiencia. Se puede intentar torcerla, como se hizo en todos los países comunistas, pero a la larga o a la corta la mentira demuestra que tiene las patas idem y un “Archipiélago Gulag” tira abajo en un minuto cincuenta años de embustes sostenidos con los recursos del Estado.

Bueno ¿y cómo pretenden construir tal “memoria” los del PSOE? Con cuatro grandes disposiciones que dan toda la sensación de un grupo de diputados reunidos en una sala de comisión y “tirando” ideas para ver cómo llenamos esta promesa. Nulidad de los juicios en que se condenaron a rojos, ayuda económica a los represaliados por el franquismo (las pesetas —del Estado— nunca faltan), “neutralización” del Valle de los Caídos y concesión de la nacionalidad española a los combatientes de las Brigadas Internacionales.

Oiga, don Zapatero, ¿y con eso pretende Usted edificar, construir, enriquecer, componer, mejorar, transformar o cambiar la Memoria Histórica? Pues aviados estamos, chico.

Un solo libro de Pío Moa hace más fuerza en el tema que todos los juicios que Usted anule, todos los euros que Usted reparta, todos los funerales que Usted prohíba y todos los ancianitos que Usted haga españoles.

Aquí viene obligado el lugar común aquel de que “no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Lo que Ustedes quieren con estas cosas es instalar la idea de que la guerra civil fue la aventura de cuatro generalotes sublevados contra la legítima República de los españoles que ganaron gracias a la ayuda de nazis y fascistas. Y eso, por muchas leyes que dicten, no formará parte jamás de la Memoria histórica por la simple razón de que es una mentira grande como un castillo. La República capotó en febrero de 1936 cuando se apoderaron del gobierno los mismos que dieciséis meses antes se habían levantado en armas contra ella y comenzaron a perseguir a sus enemigos hasta culminar con el asesinato del jefe de la oposición. Y la ayuda ítaloalemana a los nacionales tiene su equivalente en la ayuda soviética a los rojos y no cambia el fondo de la cuestión.

Lo que a Ustedes les duele es el heroísmo del Alcázar de Toledo, del Santuario de Santa María de la Cabeza (cuando sucedieron no había todavía ayuda extranjera de importancia) que demuestran que el Alzamiento fue el de por lo menos media España, que no se resignaba a dejarse asesinar impunemente.

Y esa verdad grande como una Catedral no la van a poder ocultar atrás de una ley que legisla sobre lo que es ilegislable. No se hagan ilusiones.

Aníbal D'Ángelo Rodríguez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Anibal. Habria que poner el siguiente cartel en otros omnibus. "Si eres rojo (zurdo en la Argentina) y puto (esto es igual) y ademas ateo, deja de preocuparte, porque te iras al infierno de cabeza".