jueves, 14 de octubre de 2010

Nuevo Orden

GRAN DANÉS VERDE
                            
“Lo que más bronca me da
es haber sido tan gil”
(“Chorra”, de Enrique Santos Discépolo)
                   
En ocasión del aniversario de los sucesos del 9 de septiembre de 2001, recordé un viejo póster, de al menos treinta años, que exhibía la leyenda “War is good business. Invest your son” (“La guerra es buen negocio. Invierta a su hijo”), junto a la fotografía de una clavera tocada con un casco de Marine, poco conocido entre nosotros.
                          
También recordé unas palabras de Hilaire Belloc, incluidas en la dedicatoria a Gilbert Chesterton de su libro “Cómo aconteció la Reforma”: “Porque nada caracteriza mejor al letargo en que ha caído la inteligencia que la aceptación indiscutida que otorga a los mitos oficiales, y dudo que la mentira enclavada pueda aflojarse con algo menos drástico que el martilleo de la verdad repetida hasta el cansancio” (julio de 1928).
                                  
En este aniversario el canal de cable “Infinito” presentó un documental que llama la atención acerca de algunos hechos no mencionados en la historia oficial. Veamos:
                       
A) Respecto a la falta de advertencia:
                      
La Asesora Nacional de Seguridad, Condoleezza Rice, manifestó: “No creo que nadie hubiera podido predecir que tratarían de usar un avión secuestrado como misil”. Y el presidente George W. Bush: “Nadie en nuestro gobierno y no creo que en el gobierno anterior pudiera prever que volaran aviones contra edificios”.
                            
Sin embargo:
                               
1) Según “USA Today” en los dos años anteriores a los ataques del 9 de septiembre, el NORAD (North American Aerospace Defense Command), uno de los servicios más sofisticados y eficientes del mundo,  condujo ejercicios utilizando aviones secuestrados como armas, y uno de los objetivos eran las torres del World Trade Center (WTC).
                          
2) En la tapa de “Emergency Response to Terrorism” “Manual de Respuesta al Terrorismo” (1997), de la FEMA (Federal Emergency Management Agency), dependiente del Departamento de Justicia, se ve un dibujo de las torres a través de una mira.
                     
3) Según el “New York Times”, el FBI tenía conocimiento desde hacía años del entrenamiento de pilotos suicidas.
                    
4) En octubre de 2000 se llevó a cabo la operación “Mascal”, que simuló el impacto de un avión contra el Pentágono.
                     
B) En los escenarios:
                      
1) En las torres varios testigos, entrevistados por diversos medios, se preguntaron cómo ambas torres colapsaron siguiendo exactamente el mismo patrón, hecho registrado también por las cámaras filmadoras desde distintos ángulos, a velocidad de caída libre, transformándose el hormigón en polvo, y no encontrándose luego ningún elemento: escritorios, sillas, teléfonos, computadoras. Llama la atención que el mismo patrón de caída se registró en la Torre 7, hecho muy poco conocido, que colapsó horas más tarde, a las 17:25, sin haber sido impactada ni por una mariposa.
                          
Del mismo modo, otros testigos declararon haber escuchado explosiones secundarias, que alguno describió como una sucesión de disparos. Expertos en demolición: Peter Tully, de la Empresa Tully Constructions de New York y Mark Loiziaux, de la Empresa Controlled Demolitions Inc. de Phoenix (según informes de American Free Press, 2002), manifestaron que la forma de caída de las torres no se diferenció de la que se observa en demoliciones controladas. Tully declaró también que había visto acumulación de escombros de “acero literalmente fundido en los sótanos y en los ejes del ascensor, siete niveles abajo”. Por otra parte expertos declararon que para lograr ese patrón de colapso, se tiene que llegar a la infraestructura del edificio. Lee Robertson, ingeniero estructural del WTC, manifestó que “diseñamos los edificios para soportar el impacto de un Boeing chocando al edificio en cualquier punto”.
                                
Según el prof. Steven E. Jones, de la Universidad Brigham Young, una sustancia llamada “Thermite”, la cual por reacción de sus elementos puede desarrollar temperaturas superiores a los 2500º C, fue la utilizada para cortar las 47 columnas que sostenían las torres (el hierro se derrite a 1535º C). Asimismo refiere el prof. Jones que seis semanas después se registraron temperaturas de 1100º C en los charcos de metal fundido entre los escombros, es decir, 250º C más de lo que se podría esperar de la combustión del combustible de un jet.
              
2) En cuanto al Pentágono, no se encontró ningún rastro del avión que supuestamente se estrelló contra él, asientos, equipaje, caja negra, si siquiera los motores, ni tampoco cuerpos. Tampoco se hallaron rastros de las turbinas; la explicación oficial fue que el intenso calor del combustible vaporizó por completo el avión. Sin embargo, la opinión de expertos afirma que el avión habría estado equipado con dos turbinas Rolls Royce, de siete toneladas cada una, de un aleación de acero y titanio, imposibles de ser evaporadas por el calor del combustible. Por otra parte, uno de los interrogantes más llamativos es como un avión cuyas alas tendrían que haber tenido una envergadura de más de treinta metros desapareció en un agujero de cinco, y también cómo fue posible que el impacto de un avión, que destrozó las ventanas del edificio, dejó intactos los marcos. Otro enigma lo constituye el por que los videos de las cámaras  de seguridad fueron inmediatamente secuestradas por agentes del FBI.
                                      
C) En lo referente al fallo de seguridad aérea, se hizo hincapié en que, de acuerdo a los procedimientos standard, si un operador detecta alguna anomalía, en caso de no solucionarse en un minuto, sus superiores informan a NORAD, cuyos jets de combate habitualmente logran interceptar el problema dentro de los diez minutos. Bien, el 9 de septiembre ningún avión despegó hasta después de pasados ochenta. El motivo de tanta confusión fue que ese día se desarrollaron un número de juegos de guerra en forma superpuesta y conflictiva. Esta anomalía inaudita incluyó la aparición de puntos falsos en la pantalla de los radares del sector Noreste de Defensa Aérea. Uno de los ejercicios: “Guerrero Vigilante”, consistía, según una fuente de NORAD, precisamente en un secuestro simulado de un vuelo, de tal manera que no se pudieron separar los informes del ejercicio de los sucesos reales. Lo cierto es que en el 2000, NORAD logró, en 67 ocasiones, un 100% de efectividad, y el 9 de septiembre falló cuatro veces en un día.
                               
D) En cuanto al informe producido por la Comisión Investigadora de los hechos, dirigida por Philip Zelikow, amigo personal de Condoleezza Rice, los investigadores se expidieron en forma unánime, no admitiendo ninguna duda acerca de los autores del supuesto atentado, lo cual dio lugar a un martilleo hipnótico contra los supuestos terroristas y el terror, la presencia de armas de destrucción masiva (nunca encontradas), lo que permitió la formulación de doctrinas y autorización de fondos necesarios para un nuevo nivel de movilización sobre Irak y Afganistan, formulación liderada por el mismo Zelikow.
                    
Bien, estos datos inevitablemente llevan a recordar otros hechos que desembocaron en otras tantas intervenciones. Veamos si podemos encontrar algún común denominador.
                       
I) En 1848, por iniciativa del Presidente Polk de Estados Unidos, se ofreció a España comprar Cuba por la suma de cien millones de dólares, a pagar al contado.
                         
En agosto de 1854, por orden del Secretario de Estado Marcy, se  reunieron los plenipotenciarios Buchannan Mason y Soulé en Ostende, Bélgica, para confeccionar un memorando, el “Manifiesto de Ostende”, cuyo primer punto establecía que los Estados Unidos debían ensayar comprar Cuba por una suma no superior a los ciento veinte millones de dólares.
                   
El 7 de diciembre de 1896 decía el Presidente Cleveland  que “Se sugiere ahora que los Estados Unidos podrían comprar la Isla”.
                      
El 25 de enero de 1898 fondeó el acorazado “Maine” en el puerto de La Habana, con motivo de un “pequeño desorden de índole policial”.
                     
El 16 de febrero se produce la voladura del “Maine”, muriendo 250 hombres, “ninguno de ellos de la plana mayor”. Estados Unidos rechazó la propuesta de España de formar una comisión mixta para esclarecer las causas de la catástrofe. El Presidente Mac Kinley  presentó entonces su ultimátum: “O la venta inmediata de Cuba, o la también fulminante intervención armada de los Estados Unidos”. En fin, como resultado de la guerra España cedió Cuba, Puerto Rico y demás islas bajo soberanía española en las Indias Orientales, la ciudad, bahía y puerto de Manila (Carlos Ibarguren: “De Monroe a la Buena Vecindad”).
                      
II) Al comienzo de la Primera Guerra Mundial el presidente Woodrow Wilson prometió al pueblo norteamericano mantener la neutralidad. Ahora bien, el Secretario de Estado William Jennis declaró que “Los grandes intereses bancarios estaban profundamente interesados en la Guerra Mundial, debido a las oportunidades de grandes ganancias. La cosa más lucrativa que puede ocurrir a los banqueros internacionales es la guerra”.
                       
Uno de los asesores principales y mentor de Wilson, el Coronel Edward House, íntimamente conectado con esos banqueros, se puso en contacto con Sir Edward Grey, Secretario Exterior inglés, y así, el 7 de mayo de 1915 el “Lusitania” fue hundido por un submarino alemán, muriendo 1198 personas, de las cuales 128 eran norteamericanos. El Comandante Joseph Kenworthy, del Servicio Secreto Naval Inglés, dijo en “La Libertad de los Mares”: “El Lusitania fue enviado, con velocidad considerablemente reducida, a una zona donde sabíamos que esperaba un submarino,  y eso después de retirar su escolta” (desde hacía varios meses el Servicio Naval británico había logrado descifrar casi todos los mensajes de la marina enemiga, y por medio de estaciones radiogonométricas había descubierto el origen de las emisiones).
                     
El Comandante Kenworthy responsabilizó directamente a sus superiores inmediatos, Winston Churchill, primer Lord del Almirantazgo, y al Almirante John Fisher, primer Lord del Mar. Estados Unidos entró en la guerra y John D. Rockefeller ganó doscientos millones de dólares.
                       
III) Dice Ladislas Farago en “El Sello Roto” que, en junio de 1941, el Teniente de la Marina norteamericana entregó, a las 21:30, en la Oficina Oval de la Casa Blanca al Presidente Franklin D. Roosevelt, “la transcripción de un largo telegrama del Ministerio de Relaciones Exteriores de Tokio al Embajador japonés en Washington”. Después de estudiarlo dijo: “Esto significa la guerra”. ¿Cómo no actuó, pues en consecuencia? ¿Por qué tuvo que ocurrir Pearl Harbor?
                         
En otra parte nos informa que el 12 de enero de 1920 Herbert O. Yardley pudo enviar a Washington la primera traducción de un despacho diplomático japonés cifrado. Y luego: “En la época de Pearl Harbor los criptólogos de la Armada leían los mensajes japoneses con la ayuda de JN - 25, vigésimoquinta variante de la clave. Cada vez que los japoneses modificaban la clave, los criptoanalistas de la Armada conseguían identificar los cambios sin necesidad de violar las cajas fuertes consulares”. El 4 de diciembre la inteligencia australiana advirtió a Estados Unidos de la fuerza de tareas japonesa moviéndose hacia Pearl Harbor.
                                  
A todo esto, Roosevelt había suspendido las entregas de petróleo al Japón, congelado todos los bienes japoneses en Estados Unidos, hizo públicos préstamos a China nacionalista, y entregó ayuda armada a China nacionalista y Gran Bretaña, ambos entonces en guerra con Japón.
                                 
Henry Stimson, Secretario de Guerra dijo el 21 de noviembre de 1941: “La cuestión era como deberíamos maniobrarlos para que disparen el primer tiro. Era deseable asegurarse que los japoneses fueran los que hicieran esto, así no quedaban dudas acerca de quienes fueron los agresores”. Murieron aproximadamente 2400 hombres. Roosevelt dijo entonces que “ese fue el día de la infamia”. Nada parece desmentirlo.
                       
IV) El General norteamericano Hodge se hizo cargo de las tropas de ocupación de Corea del Sur el 8 de septiembre de 1945 (año asumió la presidencia Harry S. Truman), al mando del 24º Cuerpo de Ejército. En 1948 colocó a Sigman Rhee en la presidencia.
                        
Por entonces pasaba Estados Unidos una “época de recesión”: las ganancias de las grandes corporaciones habían bajado de 18 mil millones de dólares en junio de 1946 a “tan sólo” 14 mil en junio de 1949. Ante el pedido de ayuda de Rhee, el grito de las corporaciones fue: “Hay que salvar a Corea del comunismo”. El día anterior al comienzo de la guerra los ingresos habían vuelto a los 18 mil, y a los seis meses de guerra ascendieron a 28.
                         
Resulta interesante que durante la presidencia de Truman (en realidad se llamaba Harry Salomon Schipp), Alger Hiss, secretario privado de Roosevelt en la conferencia de Yalta, espía comunista, fuera encargado de formular la Carta de las Naciones Unidas, recién en 1950 fue condenado y sentenciado a prisión. Otro espía comunista, Henry Dexter White, subsecretario de finanzas norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial fue nombrado en este período gerente del FMI de Estados Unidos en las Naciones Unidas.
                       
5) Una declaración oficial de 1964 denunció el ataque de Torpederas vietnamitas a dos destructores norteamericanos, hecho que se conoció como el “Incidente del Golfo de Tonkín”, que determinó el pleno ingreso de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Varios años (y muertos) después Robert Mc Namara, Secretario de Guerra, declaró que “el Incidente fue un error”.
                  
El “Washington Observer” acusó a Nelson Rockefeller de “haber obtenido considerables ganancias por proveer petróleo a los comunistas, con cuya ayuda fueron muertos soldados norteamericanos en dos guerras perdidas (Corea y Vietnam)”. (Extracto de un ensayo de C.B. Baker: “El Fraude Energético de Rockefeller”, publicado en “The American Mercury”).
                  
El Dr. Julian Williams (1972), encargado de una investigación de la organización “Christian Crusade”, en “Henry Kissinger. Hombre de Misterioso Poder”, manifestó: “…pero por otras observaciones de Kissinger parece que en semejante orden mundial  la soberanía nacional ya no tiene lugar. Esto es un paso esencial que no es sino un sueño fantástico, y si fuera alcanzado pronto se transformaría en una pesadilla”.
                          
En fin, a la vista de estos datos se puede llegar a la conclusión de que los perros verdes no existen, pero los hay. Y se los van a querer endilgar, de buen porte, bien acicalados, con moño y en jaurías. Le recomiendo no comprarlos, y ni siquiera acercarse para acariciarlos, porque muerden.
                 
Por lo visto, los grandes compradores se encuentran en el norte: el pueblo norteamericano. Me refiero al pueblo llano —no a los miembros del Council on Foreing Relations ni de la Comisión Trilateral (que son los criadores y distribuidores)— el que hace el papel de Rocky en su versión I, el grandote bobalicón que anda fracturando pulgares para cobrar cuentas ajenas, y que tiene que sobrellevar las cicatrices y lágrimas de la guerra.
                
Tal vez algún día despierte del letargo y aprenda a cantar tango. Sería simpático escuchar “Chorra” con acento yankee.
                   
Luis Antonio Leyro
                     

2 comentarios:

Fernando José dijo...

Excelente nota. Mis felicitaciones al autor.

Como pequeño aporte señalo que el mito infame roosveltiano de Pearl Harbor fue certeramente desenmascarado por altos oficiales de la propia marina de EE.UU. El contraalmirante (U.S.Navy) Robert Theobald publicó su obra titulada “El secreto de Pearl Harbor – La contribución de Washington al ataque japonés” donde demuele las tesis oficiales de la camarilla desencadenante de la guerra. El prólogo de esta obra fue escrito por dos marinos altamente calificados, el contraalmirante (U.S.Navy) Hussbaud Kimmel y el almirante de flota (U.S.Navy) William Halsey.

La obra fue reproducida por el Círculo Militar Argentino en su Biblioteca del Oficial en su Volumen Nº 429, siendo Presidente de la Subcomisión de Cultura el General Dalmiro Adaro y Director General de Bibliotecas el entonces teniente coronel Julio C. Señorans.

Sirva esto para desencadenar este interrogante ¿Nos imaginamos al actual Círculo Militar editando una obra que pone en tela de juicio el montaje de las Torres Gemelas?
Imposible. Y si el estimado Sr. Leyro comenzó con unos versos de Discépolo, la explicación de la anterior pregunta la dará otro poeta, Manuel Romero, en “Tiempos Viejos”: “Eran otros hombres, mas hombres los nuestros”.

Otros hombres, otras Fuerzas Armadas y un país con fuertes reservas morales. El emputecimiento (En todo sentido) que produciría la partidocracia democrática no había provocado sus deletéreos resultados.
Fernando José Ares

Anónimo dijo...

Ver en "LOOSE CHANGE 9/11" una larga lista de "detalles" que no cierran en la historia oficial.