domingo, 18 de septiembre de 2011

Meditaciones dominicales

LOS HEREJES, FALSOS PROFETAS
    
LOS VESTIDOS DE OVEJAS

¿Cuales son los vestidos de ovejas? La apariencia de una religión simulada. Las limosnas simuladas son un vestido y no obra de ovejas. La oración simulada es un vestido y no obra de ovejas. El ayuno simulado es un vestido y no obra de ovejas.
   
Y todas las demás apariencias de virtud con las cuales se visten los lobos rapaces. No hay nada que acabe de tal manera con el bien como el simulado, porque el mal manifiesto se evita y se precave uno de el como de un mal; en cambio, el mal disimulado bajo la capa de bien no es precavido hasta que no se conoce, sino que se recibe como un bien y, al unirse con el bien verdadero, acaba por destruirlo.
   
PELIGRO Y UTILIDAD DE LA HEREJÍA
  
En esta forma, los siervos del diablo corrompen tristemente a la cristiandad simulándose cristianos, y sobre ellos avisa el Señor a sus discípulos, y más todavía a nosotros, diciendo: Guardaos de las falsos profetas, porque es una gran virtud de los hombres conocer el mal, y una firme defensa de la salud saber que es lo que deben huir.
  
La herejía es un peligro y representa también una gran utilidad. Es peligrosa porque seduce y hace perecer a muchos; es útil porque los fieles son probados y separados de los infieles gracias a ella. Los que murmuran del peligro de la prueba, necesario es que murmuren del premio de la misma.
  
En ningún asunto puede merecerse el descanso si no ha precedido el trabajo, y mucho más en los espirituales, en donde, si no hay tentación, no hay prueba.
  
Guardaos de los falsos profetas, conviene a saber, en primer lugar de los falsos cristianos, porque nada ha ocasionado la perdición de más cristianos como el creer que lo son todos los que lo dicen.
  
FE Y CEREMONIAS SEMEJANTES
  
Quizás me digas: ¿Como puede afirmar que no es cristiano ése a quien veo confesar a Cristo, que tiene su altar, que ofrece el sacrificio del pan y del vino, que bautiza, que lee las Sagradas Escrituras y conserva el orden sacerdotal?
  
Óyeme, varón prudente; si no confesara a Cristo, se vería claramente que era un gentil, y si te dejases engañar, serías un tonto; ahora bien, si te dejas engañar por el que confiesa a Cristo, pero no como Cristo lo ha mandado, se deberá a tu negligencia. El que cae en un hoyo disimulado es un negligente, por no mirar con esmero; el que cae en un hoyo abierto no es descuidado, sino un loco. Y en cuanto a lo que me has dicho de la semejanza de los oficios divinos, escucha bien: ¿acaso llamarás hombre a los monos porque tienen miembros de apariencia humana y nos imitan? Pues lo mismo ocurre con los herejes, que imitan los misterios de la Iglesia, pero no pertenecen a ella.
  
Por eso el Señor no dijo “mirad”, sino “guardaos”. Mirar es sencillamente ver; guardarse quiere decir considerar precavidamente… Guardaos, para entender que no se debe mirar solamente la apariencia corporal, sino vigilar atentamente, porque, si se mira por afuera, no los podréis conocer, ya que llevan la apariencia de la cristiandad.
   
EL CRITERIO DE LAS BUENAS OBRAS
  
Siendo hombres falibles, ¿como podréis descubrir la mentira disfrazada con el velo de la verdad? En primer término, habéis de utilizar las obras buenas, pues si ejecutáramos las de la justicia, no seriamos engañados por ningún error y los descubriríamos todos. La misma causa que evita el error ayuda a descubrir los ajenos, y así como los pecados oscurecen los sentidos del pecador para que no vea la mentira y caiga en ella, de igual forma, cuando obramos el bien, la misma luz de la justicia abre nuestros ojos de la verdad.
  
Comprobad cómo, desde el primer momento en que se sembró entre los hombres el error en la fe, no fue el engaño diabólico el que hizo a los hombres malos, sino los hombres malos los que se hicieron a sí mismos el error diabólico.
  
Si el equivocarse hiciese malos a los hombres, habría que culpar a Dios, que nos hizo seducibles por el error; pero, en nuestro caso, la culpa es del hombre, que elige voluntariamente la mentira, puesto que el error no podría prevalecer entre los hombres si antes no hubiese existido el pecado. Primeramente, el hombre es cegado por sus muchos pecados, y entonces el diablo puede seducirlo y de tal forma hacerlo caer en la muerte. Así como la noche no llega mientras continúa brillando el sol, y recién se apodera del mundo cuando éste se acerca a su ocaso, de la misma manera, mientras brilla en el hombre la luz de la justicia, las tinieblas del error no pueden conquistarlo. Vigilemos, pues, viviendo en la práctica del bien, porque no es el error quien engendra el pecado, sino el pecado al error. Como lo dice la Sabiduría, la impiedad arrastra al hombre al error (Proverbios, 13, 6).
  
LOS HEREJES NO SON TRIUNFO DEL DEMONIO, SINO PERMISIÓN DE DIOS  
                          

Si Cristo no hubiese conseguido llenar al mundo con su fe, habríamos creído que el diablo era más poderoso; pero ahora, que vemos nacer las herejías entre los creyentes, aparece claro que éstas no son un triunfo del demonio, sino una permisión de Dios. ¿Y por qué nos avisa contra ellas como si no quisiera que existiesen? Porque permite la tentación y no desea tener siervos que no sean discretos. Mas, como no quiere dejarlos perecer como ignorantes, les avisa. Deja llegar la tentación para que no sean coronados a la vez malos y buenos; avisa para que los buenos no perezcan con los malos.
  
LOS DOCTORES DE LA IGLESIA SON LOS ÚNICOS MAESTROS
  
Llamamos ovejas propiamente a los cristianos, y vestidos de ovejas, a la apariencia de cristiandad.
    
¿Ves, pues, cómo Cristo se refiere a los herejes? Son, desde luego, mucho más peligrosos que aquellos judíos expulsados y señalados por los apóstoles. Porque éstos vagaban errantes fuera de las reuniones cristianas, y, en cambio, estos otros, como si fueran cristianos, levantan sus iglesias.
  
¿Qué digo? Suplantan libre y paladinamente a los jefes de la Iglesia y se multiplican de tal forma, que no parece sino que somos los cristianos los que vagamos fuera.
  
EL PECADO DE HEREJÍA Y LOS PECADOS DE DEBILIDAD   
                                  
Y para que el hereje no se escude diciendo que Cristo se refiere a los doctores verdaderos, que, aunque cristianos, son pecadores, queda explicar que el cristiano que peca es un cristiano falso. Sin embargo, el Señor, para que entiendas que, en lugar de referirse a ellos, alude a los herejes, no se limita a decir: Que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, sino que añade: Mas por dentro son lobos rapaces.
   
Los doctores cristianos, si fueran pecadores, merecen el nombre de siervos de la carne, porque son vencidos por ella; pero no se proponen perder a los cristianos, por lo cual no se les llama lobos rapaces. Estos lobos rapaces son aquellos de quienes dice el Apóstol (Hechos, 20, 29-30): Yo sé que después de mi partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento.   

Óyeme, pues, tú, que te crees sabio porque has sido enseñado por los herejes y te juzgas cristiano porque has sido bautizado por ellos; mira cómo llama Cristo a los doctores herejes: devoradores. Si te han enseñado los herejes, te han robado, no te han enseñado, no te han apacentado. Propio es de lobos devorar y no salvar.
   
San Juan Crisóstomo
  

1 comentario:

Peuen Cura dijo...

En los tiempos del Crisostomo era tan valorado por la sociedad el hombre religioso que los picaros para sus fines inmundos tenian que aparentar ser verdaderos devotos.

En cambio ahora, tanto avanzo el Coludo, que ya no necesitan mascaras y los vemos en su descarada actitud diabolica, persiguiendo y hostigando a los verdaderos hijos fieles al señor.