miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mirando pasar los hechos

CONDECORACIÓN DEL  SILENCIO
                  
En vísperas de su alejamiento el Nuncio Apostólico Monseñor Adriano Bernardini ha recibido, entre otros agasajos, la Gran Cruz de la Orden del Libertador General San Martín (AICA, 6 de diciembre de 2011). Evidentemente por méritos adornados de un silencio característico, con que logró sortear serios conflictos sin mella de sus buenas relaciones con el Gobierno. Así resalta la memoria de la impavidez frente al Decreto 220/05 del Gobierno Nacional, que destituyó al Obispo Castrense monseñor Antonio Baseotto.   
                  
Es ineludible la relectura de aquella Resolución impar del Poder Ejecutivo nacional. La cual, partiendo de imposturas enhebradas trabajosamente, dibujó al prelado como un delincuente. Acusándolo de haber expresado alegorías  “que recuerdan los llamados “vuelos de la muerte", reivindican los métodos de la dictadura y apoyan (sic) a los ejecutores de tales crímenes”. Impone subrayar que fundamentando tamaña acusación, el decreto denominó “alegorías” a las palabras evangélicas recordadas por el prelado, previniendo sobre las durísimas consecuencias del escándalo para quien lo ocasiona. Pero la odiosidad tergiversó los términos en sintonía con las falsedades historiográficas impuestas oficialmente. Y de tal manera transformó hipócritamente lo dicho por el Pastor en una amenaza completamente inventada que se ha difundido por todos los medios. Cuando —al contrario— se trataba de una advertencia caritativa, frente a la incitación a la lujuria de los jóvenes, promovida por el entonces ministro de Salud Pública.
        
Corresponde insistir que no hay precedentes de construcciones acusatorias semejantes. Y menos forjadas por un Decreto presidencial, invocando para más a la verdad, la justicia y la memoria. Pero el silencio —ciertamente contagioso— se mantuvo incólume. Y el Nuncio Apostólico recibe ahora el galardón otorgado precisamente desde la misma altura que promulgó aquel ignominioso Decreto 220/05 contra el último Obispo Castrense.
  
Casimiro Conasco
Diciembre de 2011
        

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios; por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza... Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo" (Virgen de La Salette)

¡ORA PRO NOBIS!

Fabian de San Rafael dijo...

Muy bueno el articulo Genial