jueves, 26 de febrero de 2015

Mirando pasar los hechos


LA RUTA DE LA CARROÑA
 
 
GENUINOS AFANES
 
Antes de comenzar la demolición de calles, avenidas y costumbres, el jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recordaba una lejana inspección por zonas rosadas de cierta metrópoli europea. Para concluir que en las ciudades conviene dar lugar a “esas cosas límites de situaciones perversas, que son inherentes a la condición humana”. Y así lo ha logrado, desde el Palermo sonrosado hasta las instalaciones del Rosedal para la expansión travesti, entre otras hazañas condensadas en su polinesio adiós a la prohibición moral: ¡Chau Tabú! Para más, su gobierno acaba de distinguir como “Personalidad destacada de la Ciudad de Buenos Aires en el ámbito de Cultura”, al máximo proxeneta de la televisión descarada.  Con asistencia de una alta gama de anchas mangas; desde la opulenta veterana con su perrito, hasta el promotor de Hoteles para Gays en celo.
 
Este acontecimiento desvió por un rato la atención de otros caudalosos hechos. Entre los cuales re-salta la solicitud maternal de la Presidenta, logrando que los “presos políticos” de la dictadura terrorista puedan gozar de una pensión graciable para toda la vida. Al tiempo de nacionalizarse la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, con el bagaje de cuantiosas deudas transferidas a los maleficiados por la Anses. Aportando obviamente el acervo cultural ya mostrado en aquel retrete puesto por ellas en la Catedral de Buenos Aires, sin que temblara ni urbi ni orbe. A más de los tenebrosos “Sueños Compartidos” con el impar doble parricida.
 
En tanto los buitres están escudriñando desde las alturas la colosal Ruta de la Carroña: Uruguay - Bahamas (de pequeños bancos por las islas) - Estados Unidos (compañías privadas) - Suiza - Seychelles. Para volver millones de dólares en cuentas corrientes y asentar en La Florida bienes raíces. En fin, por todos los rincones donde la Familia Irreal ha custodiado el botín de sus genuinos afanes. Desde la millonada de dólares alivianados al erario santacruceño para resguardarlos en la Reserva Federal de Estados Unidos (sic, según el ejecutor)… hasta los billetes al kilo vivo acariciados con ternura; más cuanto negocio se pusiera a tiro. Sin frenar el crecimiento de las villamiserias —festejado por Ella en la 31— el hacinamiento en tugurios infectos, la miseria jubilar, la inseguridad sensacional y por supuesto el narcotráfico libérrimo.
 
En suma, la Dékada Ghanada. Si no —comentaban en la fila de la parada— que le pregunten al Vicerreo o al Chikitillo cumplidor y a los miles de flamantes funcionarios colmados de sueldos y viáticos. Desde anunciantes de la felicidad porcentual, hasta diseñadores del Pensamiento Nacional o calibradores del Rating. Como broche de oro, se está conociendo la designación de un conocido humanitarista ambulatorio en altísimas funciones. Lo recoge el diario “La Nación” (del 14 de octubre de 2014), aludiendo al ex juez español condenado por prevaricato en su tierra, pero principal asesor del Gobierno argentino para promover la “Justicia Universal”. Con rango y sueldo de subsecretario de Estado. Se trata de Baltasar Garzón, designado “coordinador en asesoramiento internacional en derechos humanos”. El Ministerio de Justicia supo defenderlo, diciendo: “Con la aplicación del principio de jurisdicción universal generó notables avances para la persecución y el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad en la Argentina, que hoy son ejemplo en todo el mundo”. Sin duda con referencia a la tortura a muerte en las mazmorras terroríficas, de veteranos luchadores contra el terrorismo subversivo. Ya llegan a 264 las víctimas.
 
ABOGADA DE DIABLAS
 
A todo esto, en los últimos días produjo fuerte conmoción cierta denuncia contra la jefa del Estado, por alardear de “abogada exitosa” sin el diploma habilitante.  Señalaba un letrado —lejos de abogado del diablo ni diablas— que el hecho re-sulta minúsculo frente a los monstruosos insultos a la justicia. En todo caso, dijo, bastaría pasar de “exitosa” a “secano”. Para ver con el diccionario que “abogado de secano” es quien “sin haber cursado la jurisprudencia entiende de leyes o presume de ello” // fig. y fam. “Rústico, avisado y astuto en el manejo de negocios superiores a su educación”.
 
No faltan quienes consideran que estos distraimientos, a más de estériles, desvían la atención del astro de la “década ganada”. Y gente muy enconada recuerda facetas personales con marcada odiosidad. Repitiendo que jamás fue un caudillo telúrico ni líder de multitudes promovido por hazañas cautivantes. A lo sumo un extraño exitoso, asentado en lejanas regiones manejadas a su antojo. Antes —aseguran— guerrillero a distancia enriquecido por la usura, después mandamás con sobrados ejemplos de audacia y petulancia. Bastando el recuerdo de los millones de dólares escondidos por el mundo y el bagaje de excesos, hasta insultar al sentido común.
 
En nombre de la Justicia y “para cerrar heridas abiertas” encarceló a cuanto militar o policía intervino en la lucha contra el terrorismo; retorció la historia; devastó las instituciones; enalteció a criminales “idealistas”; apropió facultades extraordinarias; manipuló los ámbitos judiciales; amparó a las hordas piqueteras; comprometió al país con exabruptos “diplomáticos”, acusándolo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el caso AMIA; terminó de corromper el sistema educativo; promovió la promiscuidad sexual, y la homosexualidad; enalteció la prostitución.
 
En fin una diatriba larga de consignar, en pugna con la proliferación de homenajes traducidos en nombres de calles y lugares. Hasta el punto que el aborrecimiento generalizado sólo le reconoce el patrocinio de alguna represa, pero cambiado el género. Más allá de la inquina, siempre insalubre aunque provenga de la injusticia social, irrumpen agravios trascendentes.  Persiguió a la Iglesia Católica y fomentó la desocupación con Planes Trabajar para no trabajar.
 
Frente a tal prontuario o revoltijo, surge una pregunta: ¿Cómo pudo tolerarse el despotismo? ¿No hubo fiscales y jueces? Interrogante ocioso, transitando por el oeste del Gran Buenos Aires, un cronista buscaba la Avenida Roca. Tarea imposible, porque ahora se llama como él… Con parejo despropósito histórico, se ha enviado a Bolivia una costosa placa en homenaje al castro-comunista Ernesto Che Guevara. A nombre del pueblo Argentino y con la presencia en la conmemoración de los paisanos Daniel Filmus y Tristán Bauer. “El momento que vive Latinoamérica tiene mucho que ver con la aparición de presidentes como Cristina, Evo y Chávez”, planteó Filmus como una resignificación de los ideales del Che. Y Bauer subrayó que “la lucha de hoy es la continuación de aquella comenzada por el guerrillero”. ¡Cuánto está a la vista!

POR SUERTE YA NO SE ENCUENTRAN POLICÍAS…

Todas estas cosas rellenan el abismo de mentiras históricas que la usurpación alienígena impone desde el poder. O sea uno de los peores legados del arco de enormidades, culminando en la Patagonia con la base militar para el comunismo chino. Y basta ver el lavado del cerebro de las nuevas generaciones. El otro día un chico de once años, participando en la ESMA del “Encuentro de la Militancia”, hizo confesiones horribles difundidas por televisión. Desde “adorar” (sic) a Néstor Kirchner, hasta su complacencia… ¡por la ley de fertilización asistida!
 
Es sabido que la Presidenta se manifestó encantada, diciendo: “Por suerte ya no encuentran policías para detenerlo y llevarlo preso por hablar de política. En realidad no se trata de suerte. Se trata de otra Argentina. De cambio y nuevos tiempos. De Democracia en serio y a fondo” (cfr. “La Nación”, 2 de noviembre de 2014).
 
Como se ve —ya más que en serio— se trata de otro país, fundido y fondeado. Caricatura de la noble nación de los abuelos, despreciados hasta la demolición de monumentos alusivos.

LOZANÍA PARA EL ERROR

Para colmo de males, el lavado también afecta a los no tan jóvenes y presumiblemente más instruidos. El “Informador Público” (del pasado 24 de octubre) consigna que el obispo de Gualeguaychú —Monseñor Jorge Lozano— ha llamado a los católicos para que “aporten datos e información sobre hijos sustraídos a madres desaparecidas durante la última dictadura militar”, afirmando luego que “hay cerca de 400 (sic) familias que buscan a sus nietos apropiados durante la época del terrorismo de Estado”. Sensacional respaldo a la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, que en Roma requirió ayuda al Papa Francisco. Para encontrar los 400 (sic) nietos “que siguen faltando, a través de la apertura de los archivos de la Iglesia en la Argentina y del mismo en el Vaticano”. Y en posterior conferencia de prensa, denunció a la cúpula de la Iglesia argentina que “fue cómplice de la dictadura” y a “otros que son responsables por omisión”… “No pedimos que nos pidan perdón, sino que nos ayuden a encontrar nuestros nietos, que son 400” (sic).  Insistiendo casi amenazante: “que se abran los registros de la Iglesia en la Argentina, porque ahí debe haber información y que los curas que saben algo y no nos importan sus nombres, que hablen”.

¡CÚIDENLA A DIOCLECIANA!

Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Monseñor José María Arancedo, grabó para la televisión junto a integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo, reclamando en nombre de los obispos argentinos que quienes tengan información sobre niños robados durante la última dictadura la aporten a las autoridades. “Exhortamos a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a recurrir a las autoridades pertinentes”, indica Mons. Arancedo en su mensaje.
 
Decía la información recogida, que el espacio de campaña fue grabado con las referentes de Abuelas Estela de Carlotto y Rosa Tarlovsky de Roinsiblit, sentadas junto al Prelado, quien completaba: “Nos sentimos comprometidos a seguir buscando la verdad con la certeza de que eso no hará libres”. Sugiriendo el gran interrogante: ¿Libres también de distracciones, como las que permitieron el doctorado “honoris causa” de la abuela abortista?
 
El penoso acompañamiento de la falacia histórica, se agrava al servir de apoyo a una consagración expresa o tácita desde la más alta Cátedra. Como lo presagia la nueva visita de la supuesta Abuela al Sumo Pontífice. Tanto más preocupante, con todo respeto, conociendo que más allá de la primacía espiritual, el manejo político no traduce carismas especiales. Figurado, para la crítica acíbar, en un imposible consejo del siglo III: ¡Cúidenla a Diocleciana!
 
Contrapunto: Mientras se desploma el ánimo por estos lares, llega la noticia corroborante de un amanecer insinuado desde el Oriente. En San Petersburgo fue desmantelado el monumento en memoria del fundador de Apple, Steve Jobs, después que el sucesor al frente de la compañía Tim Cook, confirmó su homosexualidad.
 
LA SITUACIÓN ECONÓMICA
 
Hasta un lego de ajustada perspicacia podría incursionar sueltamente sobre el particular. Por supuesto con más amargura que soltura. Los embates meteorológicos están demostrando la profundidad de la caída, bastando arreciar una tormenta para que ciudades y pueblos queden sumergidos. Y ello sólo se explica —lo dice la gente— por la década perdida, trampeada y esquilmada, junto a la colosal ineptitud de la administración pública.
 
Según los últimos informes a la mano, la inflación está llegando al 40% y el déficit superó cifras millonarias, en cualquier moneda. Los gastos primarios han registrado enormes avances. De acuerdo a estudios de meses atrás, las empresas públicas acumularon déficits de más de ocho mil millones; bastando reparar que el juguete de Aerolíneas insume casi dos millones por día. En los últimos años, el Estado incrementó en 80.000 empleados o más la planta permanente o transitoria; lo que significa un 435% de incremento en el gasto público. Según compulsas recientes, casi el 30% de la población vive bajo la línea de pobreza, eufemismo para encubrir la miseria extendida. Por otro lado —el de la justicia social— es increíble la desfachatez de utilizar a la Administración Nacional de Seguridad (Anses), inventada para respaldar las jubilaciones, como suministro de fondos en negocios ajenos a los “beneficiarios”.
 
Obviamente más que ajenos, enajenantes. En conclusión, el desastre ya no admite disimulo. Salvo caerles a las aves de rapiña o de carroña, que están poniendo al descubierto la estafa colosal del régimen —¡y las connivencias personales!— a costa del hambre y la postración general. Con pánico de los tramposos, a punto de quedar al descubierto. Algo que desde ya gravita fatalmente en las próximas elecciones. Salvo, claro está, la magia de los computadores —con perdón de la cibernética— que en su momento igualaron a Chávez con Cristina en popularidad porcentual… ¡Y lo que traerá el voto mecanizado!
 
AL PAÍS LE OCURRE ALGO INICUO
 
Como es bien sabido, la recesión consiste en una pérdida generalizada de la actividad económica del país, a través de la caída del producto bruto durante un periodo prolongado. Y son síntomas característicos, el crecimiento del desempleo con el aumento de los despidos, la disminución del consumo por la suba de precios (inflación) o falta de dinero y mayores tasas de interés; el crecimiento de las áreas carenciadas. Y otros síntomas corroborantes. Como se está viendo es cuanto ocurre en la Argentina, dando lugar a variadas divagaciones sobre los remedios posibles.
 
Frente a lo cual, hablando con franqueza, se ve que no hay otra solución que un cambio completo. Algo que un valeroso hombre público, ya fallecido, solamente esperaba del milagro: “Al que hay que ayudarlo”, sentenció sabiamente. Ocupando con sencilla esperanza el lugar de lucubraciones inútiles para recuperar la salud.
 
Hasta el término “recesión” resultaría impropio, en cuanto evoca retroceso. ¡Ojalá pudiéramos retroceder a otros tiempos! Cuando teníamos trenes magníficos por todos lados, en lugar de la tramposa fábula del “tren bala”; cuando se construyó una maravillosa red caminera cargando dos centavos al precio de la nafta; cuando funcionaban holgadamente los hospitales; cuando la jubilación se celebraba con semántico júbilo; cuando se podía viajar por el mundo con pesos nacionales en la billetera; cuando teníamos petróleo a raudales y Yacimientos Petrolíferos Fiscales llegó a producir ganancias equivalentes a la deuda externa; cuando la ruta sureña se alumbraba con antorchas del gas sobrante y por lo mismo en Campana ardía una formidable llamarada perpetua; cuando teníamos flota mercante hasta en el río Paraná surcado por magníficas naves de pasajeros. Y un etcétera de añoranzas que hoy nos anudan la garganta.
 
Porque al país le ocurre algo inicuo. Puesto que la Argentina —estúpidamente pordiosera de capitales foráneos— es riquísima y con buena administración no los precisaría. ¿Acaso en otros tiempos no creció maravillosamente por sí misma? La Argentina es riquísima, bastando dar una vuelta por cualquier región, donde florecen campos inmensos hasta el horizonte; donde los yacimientos esperan la explotación correcta; los ríos y mares guardan la fauna más codiciada en el mundo. Y también etcétera.
 
En fin esta nación que, como saben los más viejos, supo conocer maravillosos momentos de bienestar económico hasta hacerse famosa. Y los puede revivir a condición de pareja profilaxis, recuperando la capacidad gobernante con honradez. Así de sencillo y milagroso.
 
Casimiro Conasco
 

martes, 24 de febrero de 2015

Editorial del número 111


UNA FURTIVA BALA

Inevitablemente instalada en el centro de todas las cuestiones políticas circunstanciales, la muerte de Nisman nos pide el esfuerzo de algunos enunciados sintéticos, sin mengua de posteriores análisis.
 
— Sobran las pruebas para demostrar que este gobierno, al igual que el de sus antecesores inmediatos, ha sido servilmente funcional a los intereses judíos, tanto los ideológicos cuanto los financieros. Como es de presumir que tal afirmación será descalificada a priori por ser nosotros quienes la enunciamos, podrá el lector inquieto demorarse con atención en las páginas de “La mafia judía en la Argentina”, de Fabián Spollansky, autor hebreo que lo editó en San Juan, por ediciones Rubin, en el año 2008. Y se podrá incluso repasar la crónica de la visita a Dachau, hecha por los Kirchner en abril del 2005, durante la cual no dejaron tópico sionista ni cuento aliadófilo por repetir.  Conjeturar siquiera que el kirchnerismo es antisemita, no tiene razón de ser. Está en todos los medios del 13 de febrero, la habitual deposición verbal matutina de Aníbal Fernández, descalificando la marcha del 18-F con el latiguillo de que la misma está organizada “por narcos y antisemitas”. La muerte de Nisman no ha hecho sino potenciar y reforzar el estado permanente de victimización en que se coloca Israel, demandando su inmaculada existencia y agrediendo a mansalva a todo aquel que se la niegue.
 
— Que fuera cierta o casi toda cierta la denuncia de Nisman sobre el encubrimiento iraní, no anula lo predicho en absoluto. Sólo le suma al kirchnerismo, una vez más, lo que su naturaleza peronista le otorga por derecho propio: ambivalencia, oportunismo, amoral ubicuidad, maquiavelismo atroz y pragmatismo indecente. Eso sí; también sería propicia la ocasión, si de encubrimientos hablamos, para discernir la llamada “pista israelí” tras los atentados a las sedes judías porteñas. Y una vez más —previendo rechazos apriorísticos y ad hominem a semejante hipótesis— remitimos, verbigracia, a quien ha estado en las antípodas de nuestro ideario pero muy próximo al de los idealizados setentistas. Nos referimos a las dos obras de Norberto Ceresole sobre “La falsificación de la realidad” (1998) y “La cuestión judía en América del Sur” (2001). La muerte de Nisman también ha servido para potenciar y radicalizar la gran inculpación judía a sus sempiternos adversarios, exculpando a Israel de toda mácula y elevándolo al podio de la inocencia intacta.
 
— Para señalar, como ahora se señala sin correr riesgos, que el Gobierno está salpicado de sangre, no se necesitaba esperar la muerte de Nisman. Desde el comienzo de esta degenerada gestión kirchnerista que nos hemos atrevido a decir que la misma está en manos de criminales de guerra. Específicamente de la guerra revolucionaria y subversiva que las bandas marxistas-peronistas desataron contra la patria argentina hace cuatro décadas. Cada glorificación de un acto guerrillero que han hecho y hacen; cada reivindicación del terrorismo erpiano y montonero que ejecutan de modo sistemático e impune, cada falsificación histórica colocando a los sicarios como héroes y a los soldados como genocidas, es una nueva y horrorosa salpicadura de sangre, que no coagula, a fuer de dolorosa y profunda.
 
— Asimismo, para advertir que la justicia en estos lares, camina renga, escribe manca y ve la realidad judiciable con un parche pirata, tampoco se necesitaba esperar la muerte de Nisman, con sus oscuros recovecos, ahora destapados, de enlaces con espías, mafiosos, agentes dobles y usinas extranjeras de inteligencia. Hay miles de militares argentinos brutalmente encarcelados; muchos de los cuales no deberían estarlo si la justicia hubiera tenido su genuina dignidad y majestad auténtica. Y centenares son ya los muertos de esos prisioneros castrenses, en cumplimiento, no de una justicia legítima, sino de un plan sistemático de venganza, rencor, resentimiento y odio. Bueno sería que alguna vez se marchara para proclamar que todos somos la patria, no Nisman. Porque la patria es la primera y crujiente baja cuando los estrados judiciales —junto con los cargos ejecutivos y legislativos— están ocupados por personajes contra natura, garantistas de hampones y verdugos de la equidad. No; no somos Nisman como no fuimos Charlie Hebdo. Somos ciudadanos de una tierra fundada en la Cruz, a quienes sus actuales mandatarios —muy especialmente la que se hace llamar “presidenta de los cuarenta millones de argentinos”— avergüenza, ridiculiza, denigra y degrada cada día.
 
Que la bala alojada en la cabeza de Nisman permita alguna vez llegar a la verdad de lo sucedido. Pero hay una bala furtiva clavada en el corazón de La Argentina. Y para extraerla y reanimar su cuerpo agónico y casi amortajado, habrá que cercenar primero las manos patricidas.
 
Antonio Caponnetto
 

lunes, 23 de febrero de 2015

Aviso


   
LEA Y DIFUNDA
CABILDO
POR LA NACIÓN
CONTRA EL CAOS
   
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domingo, 22 de febrero de 2015

In memoriam


Con profundísimo dolor anunciamos el fallecimiento de quien fuera durante tantos años nuestro amigo y colaborador,

ÁNIBAL D'ÁNGELO RODRÍGUEZ

acaecido durante el día de ayer.

Rogamos encarecidamente
una oración por
el eterno descanso de su alma.

lunes, 2 de febrero de 2015

Como decíamos ayer


CRISTINA EN SU LABERINTO
 
 
Tema recurrente de las letras y de la mitología, el símbolo del laberinto ha sido utilizado en diversidad de ocasiones para designar aquella geografía o aquella condición espiritual de la que ya no es posible salir. El laberinto confunde, enreda, atrapa y enloquece. Sólo los héroes como Teseo volvían ilesos de aquél, tras cumplir su cometido. Sólo los poetas sabían que su salida segura estaba hacia lo Alto, quebrando verticalmente la tortuosa horizontalidad de los recovecos infintos.
 
Vacía de toda heroicidad, y maldecida por un prosaísmo atroz que la insta a volar como los pollos, Cristina Kirchner está atrapada en un laberinto mortal. Quiere ser feminista, y es la fregona cansina de un marido déspota. Quiere ser culta, y no cesa de pronunciar sandeces, entremezcladas con el ridículo y últimamente con lo procaz. Quiere enrolarse en la defensa de los excluidos, y es la primera devota del culto a Mammón. Quiere posar de progresista, y el servilismo a la banca mundial le signa cada uno de sus galliformes pasos. Quiere ser recordada por su elocuencia, y un imitador verista deja al desnudo que donde ella dice oratoria no hay sino histeria e ignorancia abisal. Quiere ser la esposa de un militante épico, y se exhibe degradada con el nombre del personaje frívolo de una historieta ramplona, que bien podría llamarse —según aguda sugerencia de un amigo cordobés— Kirchner, el DeshoNéstor.
 
Quiere presentarse dominante y segura, pero los hechos dejan ver los hilos trágicos que mueven la marioneta a discreción. Quiere ser la responsable de un país en serio, pero la traiciona su delirio, expuesto en cada soflama gritona, en cada mueca rencorosa, en cada exabrupto hostil. Quiere ser simpática o popular, y la sobrepasa la acrimonia sumada a una vulgaridad asfixiante. Quiere ser didáctica y académica, pero sus furcios delatan su pavorosa insolvencia intelectual y lingüística. Y al fin, quiere ser joven y hermosa, pero apenas si es decorativa, acaso como una naturaleza muerta pintada por mano sulpiciana. Imposible ocultar por más tiempo que la sociedad entera da por sentado que quien la conduce delira, envuelta en un torbellino de soberbias, amenazas y venganzas sin fin.
 
Del mismo laberinto participan sus seguidores incondicionales, ora procedan del hurto sindical, de las bandas terroristas o del universo delictivo de los negocios turbios.
 
¿Qué otra cosa sino un alucinante laberinto habitan aquellos que braman contra la oligarquía blanca y se enrolan tras el proyecto de dos cazafortunas insaciables? ¿O aquellos otros que señalan las corrupciones del orbe político entero, y sus referentes se llaman Ricardo Jaime, Guillermo Moreno, Felisa Miceli, Aníbal Fernández o Julio De Vido? ¿En qué otra sentina sino en la del laberinto oficial están presas las Madres y Abuelas, que han negociado “la sangre derramada” por el suculento plato de lentejas de las indemnizaciones y subsidios kirchneristas? ¿O acaso la Revolución consistía —ahora lo sabemos— en millones de dólares para el bolsillo del amo, apareamiento de maricas, deshauciados juntando cartones en la calle, inseguridad a toda hora y en todo sitio, y la náusea contracultural enseñoreándose sobre el país entero? Laberinto de odio, de enconamiento y malquerencia: allí están definitivamente atrapados. Se ha cumplido con creces la sentencia soñada: Seremos como el Che. Por cierto que lo son. Ateos, apátridas, amorales, asesinos y angurrientos. Las cinco “a” para quienes se quejaron de la triple y escalofriante vocal.
 
El finado Borges —imposible no mentarlo si de laberintos hablamos— supo marcar a fuego la catástrofe de los enterrados vivos en laberintos sin esperanza. “No habrá una puerta. Estás adentro… No esperes que el rigor de tu camino, que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin… Es de hierro tu destino como tu juez… Nada esperes. Ni siquiera en el negro crepúsculo, la fiera”.
 
Tal el destino ineluctable de Cristina y de su séquito de hampones. Han construido su propia cárcel de codicia, de mugre, de torpor, de vanidades. Ni el Minotauro les dará el consuelo de una embestida final y fatal. Vagarán perdidos, despreciados y odiados por los hombres genuinamente libres de esta tierra, que si no tienen pan tienen honor. Un honor que no se subasta en la timba perdularia de Balcarce 50.
 
Nosotros, que no tenemos poder alguno —ni el de la usura, ni el de la fuerza, ni el de los mandos políticos— tenemos algo más valioso que, a la postre, nos vuelve victoriosos aún en la derrota. Nosotros somos espiritualmente libres y no hemos traicionado la suprema coherencia. Le preguntamos al Señor de la Historia cómo salir de la noche doliente. “Y respondió: «en su noche toda mañana estriba: de todo laberinto se sale por arriba»”.
 
Antonio Caponnetto

Nota: Este artículo corresponde al Editorial del Nº 85 de nuestra Revista.